Hablemos sobre la convivencia armónica

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¿Paramos en algún momento del día a pensar en nuestra forma de convivencia? ¿O solo repetimos algún formato que nos han enseñado sin dar oportunidad a otras posibilidades de convivir?

Nos adentramos en el mundo de la convivencia armónica

Por convivencia entendemos el conjunto de prácticas que realizamos en todos los ámbitos de nuestra vida, tanto con familiares y amigos como con compañeros de escuela y de trabajo, conocidos y desconocidos. Alcanzar una unión, sin embargo, no es una tarea sencilla, y la historia nos lo muestra.   
 
En nuestra opinión, vivimos en una sociedad en la que anteponemos el ego por encima de la empatía hacia los demás y nos relacionamos desde disputas ideológicas de toda índole social delante del consenso y el bienestar común.
 
Estas situaciones nos llaman a desaprender. Están por delante en el Colegio, en la Universidad, en las Organizaciones e incluso en la familia, por lo que es muy complicado llegar a obtener la convivencia armónica tanto en nuestra generación como en las futuras. Debemos aprender a escucharnos, a vivir y convivir desde la confianza. Escuchar con respeto al otro/a, desde la diferencia a ser otro/a, nos facilita la colaboración en lo que nos une. Colaborar entre nosotros, no contra los otros/as, hace crecer el nosotros y no el yo. Solo de esta manera podremos disfrutar de una sociedad capaz de solucionar conflictos (entre nosotros mismos) y resolver los problemas que puedan ir surgiendo con los demás, con los que nos relacionamos y, por tanto, solo de esta manera podremos afirmar que vivimos una convivencia armónica en nuestras relaciones familiares, laborales y de amistad, en definitiva con las “otredades” (*). 
 
Como seres vivos que somos, tenemos una historia detrás que es la causante de cómo actuamos hoy en día y, como somos producto de esa historia, tenemos la infinita posibilidad de transformarla. Somos el presente de nuestra historia, como nos dice el Dr. Humberto Maturana (1). Nuestros antepasados vivieron más  en la confrontación de ideas y menos en la colaboración, parte de esto va en nuestra epigenética (2), hemos de abrirnos a aceptar que vivimos, convivimos con seres humanos que viven realidades diferentes a las nuestras y que, por lo tanto, ellos/as y nosotros/as debemos abrirnos a escucharnos desde el respeto. Esto permitirá que los que nos preceden, nuestros hijos/as (que son el presente de lo vivido y hecho por nosotros) comiencen a crear y cocrear espacios diferentes en convivencia armónica con el otro/a, unidos en lo que es esencial y prioritario para incrementar la colaboración y no la confrontación.   
 
Desde la Fundación Torres y Prada nos gustaría lanzarte la siguiente pregunta: ¿estás preparado para que, como sociedad, empecemos a acercar nuestras miradas para llegar a acuerdos hoy y empezar a crear un futuro, en el que ni yo, ni tú ni nosotros nos sintamos víctimas de lo que nos pasa, sino responsables de nuestras acciones? 

¿Cuándo empezamos?

Fortalecer y fomentar la convivencia armónica (*)   dentro del ámbito de quehaceres de cada ser humano es, como ya hemos comentado en ocasiones anteriores, el objetivo principal bajo el que nació nuestra fundación de bienestar y saludFundación Torres y Prada