“Sí” a la Democracia Colaborativa, “No” a la Democracia Competitiva

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El origen de la palabra “democracia” se encuentra en la antigua Grecia. En el año 508 a.C., en Atenas, surgió el concepto de democracia. Antes de ese año, los atenienses eran gobernados por aristócratas y tiranos que mantenían un sistema draconiano. Sin embargo, después de una revolución y el ostracismo de Hipías en 510 a.C., los atenienses nombraron a Clistenes para crear una nueva forma de gobierno que permitiera la participación del pueblo en las decisiones políticas. Este fue el principio de la democracia. (dechile.net, 2023)

La palabra “democracia” se forma a partir de los términos griegos “demos” (pueblo), “krátos” (gobierno) y el sufijo “-ia” (cualidad), lo que significa “el gobierno del pueblo”. (dechile.net, 2023)

En cuanto a la descripción del Dr. Maturana, él señala que en la actualidad muchas naciones han declarado a la democracia como su forma preferida de gobierno. Sin embargo, la práctica actual de la democracia todavía queda lejos de ser plenamente realizada. Se refiere a una democracia basada en una coexistencia neo-matríztica responsable, que implica el respeto mutuo y el respeto a la naturaleza. Según el Dr. Maturana, esta forma de democracia a menudo se ve obstaculizada por una larga historia política de conversaciones recurrentes de apropiación, jerarquía, dominación, guerra y control. (Maturana 2017, pp. 91-92)

En el presente, la convivencia en democracia se ve afectada por la falta de respeto hacia los demás. Se observa esto a través de las ideologías, que son teorías fundamentadas en premisas cerradas a la reflexión y la falta de escucha (Gómez, 2021). Estas ideologías no están abiertas al cambio y son inflexibles, manteniendo sus opiniones como verdades incuestionables. Esto lleva a una mentalidad de “estás conmigo o estás contra mí”, generando lo que se podría llamar una “democracia competitiva“, donde se busca mantenerse en el poder o derrotar al otro. En este tipo de democracia, las colaboraciones son escasas.

No obstante, las colaboraciones pueden ser un punto de partida para mejorar la convivencia democrática. Incrementar y enfocar estas colaboraciones hacia el bienestar de la comunidad en su conjunto, sin exclusiones, podría ser una forma de contrarrestar la falta de respeto y la competitividad. Es necesario fomentar un diálogo abierto y constructivo, donde se valore la diversidad de opiniones y se busquen soluciones que beneficien a todos. En última instancia, una convivencia democrática plena requiere del compromiso de todos los ciudadanos para construir una sociedad inclusiva y respetuosa.

Claro que esto conlleva la cesión de   las partes, y todos ganan con el único objetivo de que todos se benefician, la comunidad en su conjunto espera: que se les tenga en cuenta para una convivencia armónica (bienestar en la diversidad). Se puede llegar a entender que, en democracia, durante el tiempo dado, y solo ese, para presentar las propuestas que cada formación propone para representar las mejoras que considere, puedan encontrarse ideas encontradas. Sin embargo, cuando estamos antes, y después de elecciones ha de prevalecer la colaboración, para mantener la confianza en el sistema, la diversidad cultural, utilizando el valor de la colaboración        para el beneficio de toda la comunidad.

Ser “equitativos” ha de ser el objetivo para el bienestar general, y por tanto para la convivencia juntos. El Dr. Maturana nos decía: “Si queremos convivir siempre podemos llegar a un acuerdo”. Es posible encontrar, reiteradamente, sugerencias en las que se nos invita a abrir espacios de conversaciones basadas en el respeto, en la escucha al otro, en la aceptación al otro como legítimo otro en la convivencia, siendo la aceptación lo que constituye una conducta de respeto (2001, pp. 9-11). El respeto ha de ser entre todos los integrantes de la Ciudadanía, al objeto de convivir en Paz y no en Conflicto permanente.

Es importante evitar ser dogmáticos y no intentar imponer nuestras propias creencias, sentimientos y formas de hacer a través de cambios en las leyes y normas. En su lugar, debemos pensar, sentir y actuar en beneficio de toda la comunidad, sin importar nuestras diferencias individuales. Si bien puede resultar difícil, la democracia se basa en la colaboración. La dificultad de la conversación está presente en nuestra vida diaria, tanto en la familia como en la escuela, universidad y organizaciones. Para avanzar, es necesario vivir en una convivencia armónica.

¿Cómo lograrlo? A través de la conversación, es posible llegar a acuerdos. Esto se ha aprendido mejor en la familia, la escuela, la universidad y las organizaciones. Sin embargo, a nivel político, esta habilidad se ejerce con menos frecuencia. Los representantes políticos encargados de la vida y la convivencia política deben estar dispuestos a conversar en un ambiente de respeto mutuo. Debemos comprender que no existe una única verdad ni un único camino a seguir. Si la sociedad en su conjunto desea avanzar, no debe enfrentarse y generar odio o resentimiento, sino buscar el conversar y el entendimiento.

El camino, que como seres humanos que somos, en el convivir juntos, ha de ayudarnos para avanzar y construir juntos. Hay que estar abiertos a escuchar, desde el respeto. Al final, lo que todos sí sabemos es que podemos vivir en convivencia, si queremos. En España, es de destacar:

En la conmemoración del 25 aniversario del referéndum de la Constitución Española, conocida como la Declaración de Gredos el 7 de octubre de 2003, los autores originales de la Carta Magna, también conocidos como los “padres de la Constitución”, emitieron un llamado para mantener el respeto a los valores, principios y normas establecidos en 1978. En dicho documento, destacaron la importancia de abordar las posibles reformas del texto constitucional mediante un enfoque de consenso similar al que prevaleció en su elaboración original. (Declaración de Gredos 2003).

La colaboración surge a través del consenso y la participación del pueblo en la aprobación de una Carta Magna propuesta por personas preparadas y con distintos enfoques para observar la convivencia de la comunidad. La democracia se originó a partir de la escucha y el respeto, lo cual condujo al consenso.

Por lo tanto, debemos utilizar todos esos pasos que aprendieron nuestros antepasados y aquellos que vivieron en momentos difíciles, especialmente los jóvenes que estaban en torno a los 20 años. Debemos utilizar esos aprendizajes en beneficio real de toda la comunidad, enseñando a convivir en la diversidad cultural. Somos responsables de construir un presente que fomente la colaboración, el respeto, la escucha y la confianza como valores relacionales.

Si no logramos hacerlo, estaremos atrapados en una democracia competitiva, donde prevalece la emoción del odio y el resentimiento. Las emociones negativas hacia el otro se manifiestan a través de la creencia de ser mejores y utilizar fundamentos basados en el odio del pasado. Sin embargo, el pasado ya no existe, estamos en el presente y debemos generar un espacio de paz donde todos, con nuestras diferentes formas de pensamiento, estemos abiertos a escuchar y aprender desde nuestras diferencias para construir el futuro de mañana. Es importante hacerlo “sin resentimientos”, ya que repetir historias pasadas nos llevará al mismo resultado una y otra vez.

Formamos parte de un jardín, cultivado por la generación anterior, es nuestra responsabilidad que éste sea mejor, en colaborar juntos. Si en el jardín se planta odio, intolerancia ¿Qué puede crecer? ¿Tendremos jardín para convivir todos juntos? Los padres de la Carta Magna, dejaron un gran legado: cuidar en el respeto, en el escuchar para confiar, y colaborar juntos.

Bibliografía consultada sobre Democracia

dechile.net. (2023). etimologias.dechile.net. Obtenido de https://etimologias.dechile.net/?democracia

Gómez, A. (6 de mayo de 2021). (L. L. TERCERA, Ed.) Humberto Maturana: “Yo quiero escoger el momento en que voy a morir, no quiero ser una carga ni generar daño”, pág. 1.

Maturana, H. (2001). Emociones y Lenguaje en Educación y Política. Ediciones Dolmen Ensayo.

Romesín, H. M., & Verden-Zöller, G. (2017). Amor y Juego. JC Sáez Editot Spa.

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