Carl Gustav Jung y el cómo conocerse a uno mismo nos ayuda a relacionarnos con los demás

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Discípulo de Freud y padre de la psicología analítica, el suizo Carl Gustav Jung (1875-1961), médico psiquiatra, psicólogo y ensayista, considera la existencia de un inconsciente colectivo del cual parten diversos arquetipos heredados a los que se suma a posteriori el inconsciente personal, donde residen los conflictos propios inherentes a las vivencias vividas y que se traducen en forma de complejos. Es en esta evolución donde se construye la identidad de las personas. A partir del análisis de símbolos arcaicos y mitos ancestrales coincidentes en distintas culturas y que se encuentran grabados en el inconsciente colectivo, Jung desarrolla doce arquetipos de personalidad:
 
    1. El Inocente:

Sincero, optimista y soñador evita las complicaciones en pro de la felicidad y trata siempre de complacer a los demás.

    2. El Explorador:

Abierto a la novedad y a la aventura es un espíritu libre siempre dispuesto a descubrirse a sí mismo y a los demás en busca de un ideal que nunca queda satisfecho.

    3. El Amante:

El amante es apasionado, ama toda forma de amor, disfruta de la belleza en todo su esplendor y busca sentirse amado ante todo lo demás.

    4. El Bufón:

También conocido como el arquetipo del loco, el bufón sobrepone la diversión ante todas las cosas, carece de máscara presentándose siempre tal cual es.

    5. El Mago:

Siempre en constante proceso de transformación y crecimiento, es un espíritu visionario, regenerador y renovador que inspira al cambio en el resto.

    6. El Protector:

Se siente más fuerte que los demás, prodiga su espíritu protector en aquellos que le rodean, priorizando siempre la felicidad ajena.

    7. El Rebelde:

También conocido como el arquetipo del forajido, es un espíritu independiente que no necesita ni reconoce la ayuda de nadie, sigue su propio código sin dejarse influir por nada.

    8. El Creador:

Busca destacar a través de la imaginación y de la ocurrencia, dejando siempre en todo su propia imprenta.

    9. El Héroe:

Valiente y rebosante de confianza el héroe nunca desfallece en su empeño ni en su ambición.

    10. El Líder:

En su afán de imponerse al resto dicta sus propias normas y no soporta el desorden ni el caos.

    11. El Huérfano:

Arrastra sus propias heridas y no sin cierto cinismo a menudo siente que el resto está en deuda con él.

 

    12. El Sabio:

Transmite su sabiduría a los demás, posicionando la lógica y la verdad siempre por encima de todo.

 
Dichos arquetipos siguen siendo recurrentes dentro de muchos terrenos a día de hoy, abarcando desde la psicoterapia hasta el mundo del marketing. Para Jung la autoconciencia y el conocimiento de nuestra propia naturaleza resultan totalmente necesarios para poder llegar a comprendernos y así poder optar al equilibrio y a la armonía. Encontrarnos con nosotros mismos y vivir en conformidad a lo que somos es para Jung el único sentido de la existencia. Este trabajo personal también nos ayudará a comprender a los demás y a empatizar con ellos, desde la aceptación de nuestra propia oscuridad podremos ver de otra manera a las personas que nos rodean, consiguiendo así relacionarnos de una forma más sana y armónica con todo nuestro entorno. Si tomamos conciencia de nosotros mismos podremos apartar las malas interpretaciones y las proyecciones erróneas que entorpecen nuestras relaciones dificultando nuestro bienestar. Por el contrario, la falta de entendimiento sobre quienes somos nos llevará irremediablemente a la confrontación.
 

“Todo lo que nos irrita de otros nos lleva a un entendimiento de nosotros mismos” Carl Gustav Jung

Jung nos invita a conocernos, a ser conscientes de quiénes somos y a explorar nuestra propia jungla personal, ahondando sin temor en nuestras zonas más oscuras. Si vivimos desde nuestra autenticidad y permanecemos en el camino del autoconocimiento nos haremos más sabios y aprenderemos con ello a respetarnos, tanto a nosotros mismos como a los demás.