La convivencia entre adolescentes y familias puede ser complicada. La adolescencia es una etapa de transformación, aprendizajes y, a menudo, representa un desafío tanto para jóvenes como para sus familias. Los cambios hormonales, la búsqueda de identidad y la necesidad de independencia pueden generar tensiones y conflictos en el hogar, así como en los espacios relacionales de la persona adolescente. En la Fundación Torres y Prada creemos firmemente en la importancia de la convivencia armónica(1)como pilar fundamental para el desarrollo integral de los adolescentes.
Es importante recordar que estos problemas son comunes y forman parte del proceso de crecimiento y desarrollo. Que la adolescencia es una etapa de cambios y que estos cambios asustan a los propios adolescentes, haciendo que actúen de manera defensiva e incluso agresiva. Sin embargo, es fundamental abordarlos de manera constructiva para evitar que se conviertan en conflictos mayores. La comunicación abierta, el amor, el respeto mutuo y la búsqueda de acuerdos son clave para una convivencia armónica.
¿Cuáles son los problemas comunes en la convivencia entre adolescentes y familias?
Reflexionar sobre los problemas comunes en la convivencia es clave para abordarlos de manera constructiva. Es fundamental abordarlos, pues de esta forma se pueden prevenir conflictos recurrentes que, si no se gestionan adecuadamente, pueden que en el respeto y la escucha se pierdan, dando paso a la exclusión, la separación e incluso la violencia.
- Dificultades en la comunicación: los adolescentes a veces se cierran, les cuesta expresar sus emociones o sienten que no son escuchados. Los padres, por su parte, pueden tener dificultades para comprender los cambios que experimentan sus hijos. Los hijos se manifiestan con silencio y aislamiento, reacciones explosivas, mentiras u omisiones, comunicación a través de terceros. Entre las principales causas, se encuentran los cambios hormonales, la búsqueda de identidad, el temor al juicio de los demás y la ausencia de modelos efectivos de comunicación.
- Conflictos por normas y límites: la necesidad de autonomía de los adolescentes choca con las normas y límites que los padres necesariamente establecen. Esto puede generar discusiones frecuentes sobre horarios, responsabilidades, uso de tecnología, entre otros.
- Diferencias en valores y perspectivas: los adolescentes están formando sus propias opiniones y valores, que a veces difieren de los de sus padres. Esto puede generar tensiones y debates acalorados. La influencia del entorno social, la valoración de las opiniones de los amigos por encima de cualquier otra, el desarrollo del pensamiento crítico, cambios en la sociedad; como consecuencia se producen debates acalorados sobre temas controvertidos, críticas a las creencias o costumbres familiares, distanciamiento emocional.
- Cambios en los roles familiares: a medida que los adolescentes crecen, los roles familiares evolucionan. Los padres deben aprender a ceder espacio y a confiar en la capacidad de sus hijos para tomar decisiones, mientras que los adolescentes deben asumir mayores responsabilidades. Influencia del grupo de amigos: la opinión y la aceptación del grupo de amigos adquieren una gran importancia en la adolescencia. Esto puede llevar a conflictos con los padres si consideran que ciertas amistades o actividades son negativas, conflictos por la forma de vestir, la apariencia, los horarios. En el fondo del conflicto está la necesidad de pertenencia, presión social y búsqueda de modelos a seguir.
Consejos para mejorar la convivencia:
La comunicación abierta, el respeto mutuo, el amor y la búsqueda de soluciones conjuntas son clave para una convivencia armónica.
- Fomentar la comunicación efectiva: escucha activa(²), comunicación asertiva(³), empatía(⁴), diálogo abierto y sincero, atención al lenguaje no verbal. Organizar reuniones periódicas en familia para hablar del día a día y de temas importantes. Estos momentos fortalecen los lazos afectivos.
- Establecer normas y límites claros: definir reglas de convivencia, involucrar a todos en la creación de normas, aplicar las normas de manera consistente, revisar y adaptar las normas según sea necesario. Establecer horarios para el uso de dispositivos electrónicos. Esto fomenta el sentido de la responsabilidad en el adolescente.
- Promover el respeto mutuo: valorar la diversidad, evitar prejuicios y estereotipos, respetar los espacios y tiempos individuales. Reconocer la necesidad de los adolescentes de tener su propio espacio e intimidad. Respetar sus tiempos de estudio, descanso y socialización.
- Resolver los conflictos de manera constructiva: afrontar los conflictos de manera directa y pacífica, buscar soluciones conjuntas, considerar la mediación(⁵), aprender de los errores.
- Fomentar la cooperación y el trabajo en equipo: reconocer y valorar el trabajo, tanto de los hijos como de los padres y de la familia, crear un ambiente de confianza y apoyo mutuo.
- Desarrollar la inteligencia emocional: reconocer y gestionar las propias emociones, comprender las emociones de los componentes de la familia (hijos, padres, hermanos, abuelos…), manejar las relaciones interpersonales de manera efectiva.
- Crear un entorno positivo: fomentar un ambiente de confianza y seguridad, promover el humor y la alegría, celebrar los logros y éxitos, así como cuidar, apoyar y acompañar en los resultados adversos. Organizar actividades en familia como juegos de mesa, deporte, salidas al aire libre.
- Promover la autonomía y la responsabilidad: dar a los adolescentes la oportunidad de tomar decisiones y asumir responsabilidades acordes a su edad. Esto les ayuda a desarrollar su independencia y autoestima(⁶).
- Buscar apoyo profesional si es necesario: si los conflictos son persistentes o difíciles de manejar, no dudar en buscar ayuda de un mediador psicólogo o terapeuta familiar. Un profesional puede brindar herramientas y estrategias para mejorar la convivencia
Es verdad que la adolescencia es una etapa de cambios y desafíos, pero también una oportunidad para fortalecer los lazos familiares. Al implementar estas claves y cultivar una comunicación abierta y respetuosa, las familias pueden construir relaciones más sólidas y armoniosas.
Contacto Fundación Torres y Prada
(¹) En su origen etimológico Armónico, proviene del griego “harmonikos” que significa unión, proporción y correspondencia adecuada”. Es una palabra compuesta de “harmos” (juntar) e “-ico” (relativo a)
(²) Escuchar activamente y con plena conciencia e interés, la conversación, de la persona o personas que participan. Implica una escucha de todos/as con respeto e interés.
(³) Exponer comentarios u opiniones de forma respetuosa, sin que nadie se sienta ofendido.
(⁴) Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.
(⁵) Actividad desarrollada por una persona de confianza de quienes sostienen intereses contrapuestos con el fin de llegar a un acuerdo entre las partes.
(⁶) Valoración generalmente positiva de sí mismo.