La disciplina positiva encuentra sus raíces en los años 20, a través de la teoría social de Alfred Adler (1870-1937).
Adler consideraba que “todo ser humano constituye una unidad psicológica en la que todos sus actos, pensamientos, emociones y conductas, conscientes e inconscientes, van dirigidas hacia un fin: obtener sentido de pertenencia y significado”.
Alfred Adler fue un destacado psicoterapeuta austriaco y fundador de la psicología individual, una escuela que enfatiza la unicidad y la integridad de la personalidad humana. Nacido en Viena en 1870, Adler se convirtió en un influyente colega de Sigmund Freud, pero más tarde se distanció de él debido a diferencias fundamentales en sus teorías psicoanalíticas.
A través de su trabajo, Adler abogó por una comprensión holística del individuo, considerando no solo el inconsciente sino también factores sociales y comunitarios en el desarrollo de la personalidad. Sus ideas han tenido un impacto duradero en la psicología y siguen siendo relevantes en la terapia moderna.
Fundamentos de la Disciplina Positiva según Adler
Alfred Adler planteaba que el ser humano es social por naturaleza y que la búsqueda de conexión y pertenencia es una motivación clave en su comportamiento. Para Adler, el comportamiento problemático en niños y adultos suele originarse en sentimientos de inseguridad o desconexión social, lo que implica que la corrección punitiva no soluciona las causas profundas de la conducta.
Principios clave:
- Sentido de pertenencia: las personas necesitan sentir que son importantes y que pertenecen a un grupo.
- Igualdad y respeto mutuo: tratar a los demás con respeto fomenta un ambiente de cooperación, en lugar de generar confrontación.
- Enfoque en soluciones: la disciplina positiva no castiga, sino que se centra en la búsqueda de soluciones que refuercen comportamientos adecuados.
En la Convivencia Familiar
En el hogar, la disciplina positiva busca fortalecer las relaciones entre padres e hijos mediante la empatía y el respeto. Los padres adoptan un enfoque democrático, en el que se permite la participación de los hijos en la toma de decisiones y se reconoce su necesidad de sentirse escuchados.
Implicaciones para la convivencia familiar:
- Comunicación abierta: Se fomenta un diálogo en el que los niños expresan sus emociones y puntos de vista sin miedo a ser juzgados.
- Resolución de conflictos: Se busca resolver los conflictos de manera colaborativa, implicando a los hijos en la creación de soluciones.
- Refuerzo de la autonomía: En lugar de controlar, se guía a los hijos para que desarrollen independencia y responsabilidad en sus acciones.
En la Escuela
En el entorno escolar, la disciplina positiva busca crear un clima de respeto mutuo donde los estudiantes se sientan valorados y motivados para participar en el aprendizaje sin recurrir a castigos o recompensas externas. Este enfoque mejora la convivencia dentro de las aulas, ya que fomenta un sentido de comunidad y responsabilidad compartida.
Implicaciones para la convivencia escolar:
- Ambiente de respeto y seguridad: los estudiantes se sienten seguros para expresar sus ideas y participar activamente en las dinámicas escolares.
- Manejo del comportamiento problemático: en lugar de castigar, los maestros guían a los estudiantes hacia la autorreflexión y el desarrollo de habilidades para resolver problemas.
- Fomento de habilidades sociales: se enseña a los estudiantes a colaborar, respetar a sus compañeros y resolver conflictos de manera pacífica.
Beneficios de la Disciplina Positiva para la Convivencia
La disciplina positiva no solo mejora la convivencia inmediata, sino que también promueve habilidades a largo plazo en los individuos, como la capacidad de autorregulación, empatía y resolución de problemas. Algunas de las principales ventajas incluyen:
- Mejora de la autoestima: Al sentirse valorados y respetados, los niños y adultos desarrollan una mayor confianza en sí mismos.
- Reducción de conductas desafiantes: Al entender y abordar las causas subyacentes del comportamiento, se reducen los conflictos y la necesidad de medidas disciplinarias severas.
Fortalecimiento de relaciones: La confianza y el respeto entre los individuos contribuyen a
relaciones más sanas y duraderas, ya sea en la familia, la escuela o el lugar de trabajo.
“El individuo que no está interesado en el prójimo, es el que tiene las mayores dificultades en la vida y el que causa el mayor daño a los demás”.
-Alfred Adler-
La disciplina positiva, basada en las teorías de Alfred Adler, tiene profundas implicaciones para la convivencia tanto familiar como escolar. Al centrarse en la colaboración, el respeto mutuo y la búsqueda de soluciones, promueve una convivencia más armónica y prepara a las personas para ser miembros responsables y empáticos de la sociedad.