La convivencia en la filosofía de Epicteto aparece a lo largo de sus eneseñanzas. Epicteto vivió 40 años como esclavo y al obtener la libertad se convirtió en uno de los principales filósofos del estoicismo, dando clases en Roma en la época de Adriano. No dejó obra escrita, sus enseñanzas se conservan gracias a que su discípulo Flavio Arriano de Nicomedia los fue escribiendo y los recogió en un Enchiridion.
Sus teorías están efocadas a alcanzar la paz interiro y la felicidad, la ataraxia.
Según la escuela del estoicismo en el ser humano todo está determinado y no puede controlar los sucesos de su vida. Lo que sí puede hacer es intentar vivir lo mejor posible en el presente sin dejar que el pasado (lo que podría haber sido) ni el futuro (lo que podría ser) nos atormenten.
“Solo hay una manera de alcanzar la felicidad y es dejar de preocuparse por cosas que están más allá del poder o de nuestra voluntad”
La felicidad de la que él hablaba, eudaimonía, se alcanza a través de la realización de actividades congruentes con valores profundos y con el establecimiento de un compromiso pleno y no con la posesión de cosas materiales. El apego a las cosas nos aleja de la felicidad y el equilibrio emocional por el miedo a perderlas, cuantas más cosas deseemos más nos tenemos que esforzar por alcanzarlas por lo que entramos en un estado de insatisfacción permanente.
Además, decía que necesitamos aprender a obviar las preocupaciones que solo añaden un peso innecesario a nuestra vida; muchas veces la ansiedad, el miedo o la frustración no provienen de los acontecimientos en sí, sino de la forma en la que los percibimos.
Otra de sus claves es que la felicidad se alcanza cuando aceptamos las cosas tal y como son sin obsesionarnos por cambiar lo que la vida nos tiene deparado sino adaptándonos a los cambios que se producen y que no podemos controlar.
Solo podemos cambiar lo que depende de nosotros
La forma en que reaccionamos ante los acontecimientos, la forma en la que los percibimos, la forma de relacionarnos con los demás y como reaccionamos ante sus acciones, lo que es fundamental para la convivencia armónica con los demás y con uno mismo.
Siguiendo las máximas de la filosofía de Epicteto y del estoicismo, podemos elegir ser amables, comprensivos, mostrarnos generosos, sonreír, ser empáticos, escuchar a los demás. De esta manera nuestra relación con nosotros mismos y con los demás será feliz y armónica
“No pretendas que las cosas ocurran como tú quieras. Desea, más bien, que se produzcan tal como se producen, y serás feliz”
“La clave es acompañar a las personas que te animan, cuya presencia es lo mejor posible”
Referencias:
